Fue una mañana de lluvia.
De café solo. Y solitaria sensación. Un abrazo de amiga y unas lágrimas sintiéndome estúpida.
Viví temblor de sentir la pérdida y estar perdida.
La idea del abandono.
De la falta de olores por los rincones.
De ausencia risas y caricias.
De vacío y mañanas de invierno.
Del cemento de las mentiras y el velo que se desgarra en tus ojos.
Un mundo convertido en un sótano y una vida que se escurría en los cristales de mi ventana con las gotas de la luvia.
No pude ser fuerte. Ni siquiera lo intenté, y el agua de los cristales acompasó el de mis ojos.
Me salvó un abrazo y tu eterno apoyo, amiga.
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