Las chicas como yo nunca
besamos en la boca
(Vicky)
Las putas no besamos en la boca nunca. O casi nunca. Y si lo hacemos con un cliente, mentimos. Lo cierto es que muy pocas veces decimos la verdad. Aunque con quien estemos esa tarde o esa noche sea agradable o nos caiga bien. Es inevitable pensar en un sentido estrictamente monetario y evitar contactos que puedan significar, aunque sea mínimamente, otra cosa. Y un beso, en ocasiones, es mucho más íntimo que acostarse con alguien.
Un cliente es lo mismo que un fajo de billetes. Nada más. Ni tampoco podemos permitir que traspase esa línea. Una hora, una noche. Sexo, conversación, paseos por la playa, cenas… Lo que sea, pero monetizado.
No somos mujeres normales, aunque tengamos como todo el mundo, sentimientos o ilusiones. En mi caso, todo lo que yo considero como el inicio de mi vida en la prostitución, viene de mi familia. O de lo que a duras penas puedo llamar así. No conocí a mi padre. Las pocas veces que mi madre me contó algo sobre él, siempre me dijo que era un hombre muy apuesto, de una gran familia y que no podía hablar porque se formaría un escándalo mayúsculo. Tonta de mí, yo me lo creí… Hasta que, con doce años, supe la verdad. Mi padre era parecido a mi madre. Alguien sin futuro y un pasado turbio. Al parecer, con alguna condena en firme y una huida a algún país sudamericano. Ni siquiera lloré cuando lo supe. Creo que fue tanto el impacto de conocer la realidad, que me dejó absolutamente noqueada, impactada. Incapaz de reaccionar.
Siempre supe que eras un chico dulce, jajajajaja. Muak
No puedo comentar de algo que desconozco. Me refiero a tu libro, en especial a esta segunda parte. Pues en mis inicios trabaje en un conocido local de Donuts, para pagarme los estudios en la universidad y colaborar con la escasa economía de mi casa familiar. Y justo allí conocí la movida nocturna de una gran ciudad como Bogotá. Tantos rostros desfilando por el cuadro panorámico de un cristal que dividía el mundo de hambre, frio y ajenas realidades de afuera, del mío, un adolescente con ganas de aprender, de vivir y sobre todo de experimentar esas nuevas sensaciones, pero en aquel momento un trabajador más, amasando harina, mezclando ingredientes y fritando cakes de mantequilla.
Madrugadas que avanzaban lentas, tras…